La escritora Sarah Kirsch, considerada la más importante poeta contemporánea en lengua alemana, murió a los 78 años en su casa de Schleswig Holstein (norte de Alemania), informaron fuentes de la editorial Deutsche Verlags-Anstalt.
Kirsch, ganadora del premio Georg Büchner en 1996, el mayor galardón del ámbito germano que concede la Academia de Lengua y Letras de Alemania, falleció el pasado 5 de mayo tras una larga enfermedad.
Su obra poética se caracterizó por sus incursiones en la naturaleza, aunque poco tenía que ver con poemas paisajísticos más o menos inocuos, sino que utilizaba el elemento natural para plasmar sutiles metáforas políticas.
Nacida en 1935, en Limlingerode/Harz (este de Alemania), desarrolló su pasión por la naturaleza a partir de sus estudios de Biología y Literatura.
Su nombre civil era Ingrid Hella Irmelinde Bernstein, pero adoptó el pseudónimo literario con que se la conoció a partir de los años 60 -Sarah y su apellido de casada-, en muestra de solidaridad con los judíos y en protesta por los crímenes nazis.
Creció en la extinta Alemania comunista, territorio que decidió abandonar en dirección al oeste tras sus duras críticas al régimen germano-oriental, acrecentadas luego de que le fuera retirada la ciudadanía al disidente y cantautor Wolf Biermann, en el año 1976.
Se instaló a partir de entonces en el litoral norte alemán, donde vivió hasta su muerte medio retirada de la vida pública y concentrada en su labor poética.
Apenas concedía entrevistas a los medios, pero desde su retiro poético y espiritual recibió numerosos premios, como el mencionado Georg Büchner, así como el Jean-Paul y el Johann-Heinrich Voss.
Entre las publicaciones más destacadas de Sarah Kirsch están Katzenleben (1984), y la crónica Allerlei-Rauh (1988), así como Spreu (1991), que ella misma, por cierto, se encargó de ilustrar.